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jueves, 8 de mayo de 2008

Tras los pasos de Barbiana

EN BUSCA DE UNA RESPUESTA PARA LA EDUCACIÓN
La educación como disciplina ha sufrido cambios trascendentales a lo largo de la historia de la humanidad: desde la educación privada personal que recibían los hijos de príncipes y emperadores en el antiguo Egipto, hasta la definición de la escuela como derecho, pasando por la aceptación de la responsabilidad del Estado sobre estas instituciones educativas. No obstante, en cada período histórico y bajo el marco de un contexto político social diferente ha habido determinados movimientos o hitos que han marcado un punto de inflexión en la historia de la educación. Tal vez la concepción de la enseñanza que instauró Lorenzo Milani en la Toscana italiana de la década de los cincuenta pueda considerarse como uno de ellos. El pensamiento de Milani contempla la idea de la educación como una manera de formar a futuros ciudadanos desde un prisma que no baraja la obligatoriedad, haciendo que los alumnos se interesen por las cosas en profundidad y por sí mismos, instándoles a descubrir motivaciones ocultas en lo que leen y aprenden.
El párroco Lorenzo Milani fundó su escuela popular en la población de Barbiana, ubicada en la Toscana italiana, y desde esa fundación desarrolló una filosofía de enseñanza en la de que los niños se formaran de manera crítica y aprendieran la herramienta que bajo su punto de vista sería su arma para luchar contra la opresión que padecía la clase trabajadora: el lenguaje. Como contraposición al sistema tradicional de enseñanza, desde el que se discriminaba a aquellos que no tenían menos recursos, el colegio de Milani era un centro construido por y para los hijos venidos del estrato social más desfavorecido. En Barbiana todos los alumnos se ayudaban entre sí en las materias que cada cual decidiese y al ritmo que cada alumno desease durante las doce horas que formaban la jornada de estudio al día durante todos los días del año. La relación entre profesor y alumno era completamente distinto al que se practicaba entonces en la escuela tradicional y el papel de la familia era fundamental en el proceso de aprendizaje. Asimismo, en Barbiana se cultivaba un concepto de enseñanza práctico e impensable para el momento en el que los alumnos recibían periódicamente visitas de personajes importantes como ministros, periodistas o trabajadores del pueblo, que les enseñaban su oficio.
Hace casi 40 años, el padre Lorenzo Milani murió de leucemia en su pueblo natal, lo que supuso el cierre inmediato de la escuela. No obstante, la filosofía de su proyecto pervivió en Barbiana ya que sus alumnos intentaron poner en práctica lo aprendido, y de alguna manera muchos dedicaron su vida a ayudar a los demás a través de todo tipo de iniciativas comprometidas y solidarias. Pese a que Milani dejó claro que no quería que Barbiana continuase tras su muerte, ya que en su concepción "la escuela era él y debía morir con él, al menos físicamente" tanto sus alumnos en su vida diaria como posteriormente otros proyectos que han buscado una educación que enseñe a pensar de modo crítico, han logrado que perviva a través de los años el espíritu de Barbiana.
Por ello, en cierta manera las ideas que Lorenzo Milani instauró en su Escuela Popular de Barbiana siguen hoy vigentes y su visión de la escuela tradicional (reflejada en el libro Carta a una maestra, redactado junto a sus alumnos) podrían aplicarse aún en la actualidad a gran parte de las escuelas existentes. De hecho, el pensamiento de Milani ha influido en autores, instituciones o movimientos que en algún momento se han hecho la siguiente pregunta: ¿Existe una escuela que dejara la iniciativa de aprender en manos del propio niño y que no la depositara sistemáticamente en los adultos? A todos ellos, autores tales como Jaume Carbonell, Pablo Freire, o los integrantes del Grupo Milani, la respuesta les ha conducido inevitablemente a Barbiana, punto de partida desde el que se pueden analizar actualmente las contradicciones que dejan en el aire la duda de si el sistema educativo es el mejor que se podría seguir.
Desde esta inquietud han ido surgiendo en diversos lugares alternativas a la escuela convencional, experiencias, muchas de ellas, al margen de la ley que pretenden, a su modo, seguir las ideas pedagógicas de Lorenzo Milani en Barbiana. El objetivo de estas escuelas es formar individuos autónomos, capaces de pensar por sí mismos, aprendiendo de acuerdo a sus propias necesidades, a su ritmo, en un intento por evitar a los niños las influencias negativas de la escuela obligatoria con un aprendizaje más profundo. En esta línea nace en 1971 en Salamanca el Grupo Milani, una asociación que agrupa a profesores y educadores de cualquier nivel. Algunos de los fines de esta institución, que lleva el nombre del fundador de la Escuela Popular de Barbiana, son, precisamente, difundir sus premisas y promover una renovación pedagógica, además de criticar a la escuela obligatoria clasista, los sistemas de enseñanza convencionales y la falta de motivación del profesorado. Este grupo organiza cursos y talleres para la formación del profesorado, a través de los que empuja la reforma educativa en los colegios. Participación, libertad en valores universales, igualdad social y calidad son algunas de las características que, según el Grupo Milani, debe otorgar la enseñanza a sus alumnos.
En España existen ya escuelas que valoran más un aprendizaje motivado por la curiosidad del alumno y por sus intereses y que dan mucha importancia a las asignaturas complementarias, extraescolares, sin quitarle por ello la importancia a las materias clásicas. La escuela El Roure de Barcelona o el colegio Escuela 2 de Valencia pueden ser algunos de los muchos ejemplos que hoy en día pueden encontrarse. Centros que tratan de crear un ambiente que permita desarrollar el deseo de crecer y de aprender como una manera de situarse en el mundo; lugares donde el avance académico de los alumnos no se mide a través de los exámenes, a los que los niños pueden llegar en circunstancias que influyan determinantemente en el resultado. En este tipo de escuelas cada profesor sabe el nivel alcanzado en cada tema por el alumno y sólo a final de curso, cuando es requerido conocer si los alumnos han asimilado y superado los conocimientos que estipula el sistema educativo español, harán las pruebas. Es entonces cuando los profesores preparan a los alumnos para los exámenes, para que sepan cómo enfrentarse a ellos sin nervios ni miedo, reflejando todo lo que han aprendido. Todas estas escuelas son al fin y al cabo instituciones tras los que se pueden ver los pasos con los que este párroco italiano contribuyó a esa materia compleja y escurridiza llamada educación.

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