Junto a las vías naturales que comunicaban la Meseta con la costa mediterránea se alzaban en el siglo VII a.C. la capital íbera de Kelin, un recinto amurallado que custodiaba toda la llanura de la actual comarca de Utiel-Requena, y el Molón, un ciudad ibérica que vigilaba la entrada noreste de la comarca. Destruida por los romanos en el primer siglo antes de nuestra era y olvidada durante otros muchos, la memoria de Kelin, como la del Molón, lucha con distinta suerte por resistir los estragos del tiempo y recuperar su grandeza. Pero, mientras que acometer esta empresa resulta para los investigadores de Kelin una hazaña casi utópica, pues la batalla del tiempo requiere en los albores del siglo XXI un gran respaldo económico, los responsables del Molón confían en poder abrir al público el yacimiento gracias a los fondos europeos y lograr de esta forma ganar el pulso al olvido.
La recuperación del núcleo ibérico de Kelin, actualmente conocido como los Villares, comenzó a finales de la década de los años 50 y desde entonces se han realizado 23 excavaciones en los más de 1000 metros cuadrados que conforman el yacimiento. En la actualidad, los Villares se compone de dos zonas visitables con estructuras recuperadas, restos de la antigua muralla y de la cantera natural de donde se obtuvieron las piedras y sillares para la ciudad. La responsable de las últimas campañas realizadas en Caudete de las Fuentes, la arqueóloga Consuelo Mata, explicó que su trabajo se ha centrado en sacar a la luz una parte muy localizada del entramado y cuadrícula urbana de la antigua acrópolis en dos épocas distintas; "en Kelin podemos observar una trama urbana protoibérica correspondiente al origen de la ciudad, en torno al siglo VII a.C., y otra ibérica propiamente dicha que reflejaría la trama urbana que la capital tendría sobre el siglo segundo".
Hasta el momento, parte del trabajo de restauración ha corrido a cargo de varios grupos de estudiantes de la Universitat de Valencia dirigidos por Mata, que han acudido a los Villares durante los últimos veranos; no obstante, la puesta en valor ha llegado, tal como reconoció su coordinadora, a "un punto muerto" debido a la falta de medios y fondos disponibles. El coste total del proyecto alcanzó más de 300.000 euros aunque, tal como admitieron sus responsables, el trabajo "obtuvo su recompensa" al obtener en 2002 el Primer Premio de la Diputación de Valencia en iniciativas turísticas. Por ello, Consuelo Mata lamenta la falta de inversiones de carácter público o privado para seguir adelante con las labores de puesta en valor del yacimiento y, además, muestra su malestar al no haber encontrado hasta ahora fondos suficientes para gestionar las visitas guiadas y formar a personal especializado. En este sentido, la arqueóloga de la Universitat de València resalta el contraste entre el desinterés por parte de los inversores y la buena acogida que han tenido entre los vecinos y visitantes de Caudete las diversas acciones emprendidas en el poblado, como las jornadas de puertas abiertas organizadas en 2004 con motivo de la apertura oficial al pueblo de Kelin. Esta actividad incluía varios talleres en los que los visitantes pudieron adquirir nociones mínimas de cómo los íberos tejían sus telas, curtían el cuero, acuñaban moneda o trabajaban las joyas.
Mata considera que el esfuerzo didáctico emprendido en el yacimiento de los Villares es "fundamental para sensibilizar y mostrar a la sociedad cómo eran y cómo vivían los pueblos íberos", de ahí que dé tanta importancia a la inversión en materia expositiva y pedagógica en forma de visitas guiadas "porque no sirve de nada poner en valor si no se va a dar a conocer a la gente", explicó. Otra de las actividades utilizadas como reclamo durante la apertura del poblado fue la posibilidad de degustar en los bares y restaurantes de la población menús gastronómicos elaborados con materias primas y condimentos usados por los íberos, lo cual es, según fuentes del sector hostelero, "una herramienta eficaz para fomentar el turismo cultural en la zona y relanzar la oferta gastronómica y de ocio". Con ello, se pretende crear "un abanico de ofertas en torno al mundo íbero que aúne – tal como reconocieron las mismas fuentes – los intereses de varios municipios con presencia de restos arqueológicos que se convierten en una excusa más para visitar la comarca".
Un futuro para el Molón
A unos 30 kilómetros de Caudete, otro equipo de investigadores lleva años trabajando en el yacimiento del Molón, una acrópolis que desde lo alto del pico al que debe su nombre ha albergado presencia íbera e islámica. Junto con los Villares y otros tantos asentamientos, este cónclave cercano al municipio de Camporrobles formaba, en opinión de Alberto Orrio, encargado de la excavación, una red de poblados íberos interdependientes en la que cada uno tuvo una función determinada; bien defensiva o de control; bien productiva, como las Pilillas en Requena y la Maralaga en Sinarcas; o religiosa, como las cuevas del Puntal del Horno Ciego y Cueva Santa en Villargordo del Cabriel. El protagonismo en este territorio queda reservado a Kelin y al Molón, que desde sus posiciones elevadas controlaban la entrada y salida de mercancías y personas. Por ello, y tal como manifestaron ambos expertos, estos dos asentamientos realizaron intercambios comerciales con otros pueblos, tanto del interior de la meseta como de la cuenca mediterránea, sobre todo fenicios, griegos, púnicos y celtibéricos.
Esta interacción entre culturas ha dejado su huella en toda una serie de objetos hallados en ambos asentamientos; desde herramientas, utensilios de bronce o cerámicas a mano, pertenecientes a la Primera Edad del Hierro, hasta las primeras acuñaciones de moneda, pasando por objetos de marfil y de pasta vítrea. Estos hallazgos dan prueba del conocimiento de la metalurgia del hierro y cerámicas a torno, novedades técnicas que según los estudios realizados fueron importadas en la zona como consecuencia de la interacción con fenicios y griegos en el siglo VI a.C.
Dada la riqueza de las piezas encontradas, el proyecto de recuperación integral del poblado de Kelin contemplaba, en su concepción inicial, la configuración de la colección museográfica Luis García de Fuentes, ubicada en un edificio propiedad del Ayuntamiento de Caudete. No obstante, todavía no se ha abierto al público de manera permanente y continuada debido a que aún no se ha firmado definitivamente el convenio entre la Universitat de València, el Servicio de Asistencia y Recursos Culturales de la Diputación de Valencia (SARC) y el Ayuntamiento. De nuevo, la falta de fondos hace peligrar la tarea de restauración de los restos encontrados que, tal como explicó Consuelo Mata "requieren de una minuciosa labor en taller que garantice su correcta musealización, conservación y exposición".
Por su parte, desde el Molón, Alberto Orrio apuesta por la recuperación integral del yacimiento y reserva para un futuro próximo el desarrollo del Centro de Representación en el que no se expondrán piezas originales sino meras réplicas con la finalidad de ejemplificar "el modus vivendi de los distintos pobladores que habitaron ruinas".
Para lograr estos objetivos, los responsables de la musealización del yacimiento cercano a Camporrobles, esperan recibir ayudas provenientes de los fondos europeos para el desarrollo rural Leader Plus con los que, según aclararon, emprenderán la restauración de una de las cisternas islámicas halladas en la campaña anterior y que, dadas sus dimensiones, la convierten en una de las más importantes de la Comunidad Valenciana. En vista de la importancia arqueológica de este asentamiento, los coordinadores del proyecto plantean la posibilidad de, una vez finalizada su puesta en valor, desarrollar todo el conjunto de acciones que permitan fijar una tutela especial sobre el entorno del Molón, que ya cuenta con una micro-reserva vegetal protegida. "Se trata de evitar el riesgo y daño, tanto ecológico como estético, que supondría la instalación, por ejemplo, de molinos eólicos en las cercanías de este entorno de alto valor cultural y ambiental", puntualizó el arqueólogo Alberto Orrio.
A la espera de los fondos Leader Plus, el equipo de científicos del Molón comienza a ver cercana la materialización de estas iniciativas que arrojarán un rayo de esperanza frente al deterioro que causa el abandono y el paso del tiempo alentando así a los pocos que aún luchan por rescatar un retazo de historia en este cerro perdido situado al Noroeste de la provincia de Valencia. Por el contrario, a poca distancia de allí, se alza como un centinela el poblado de Kelin, vigilante y ausente, que trata de sustentar su antigua gloria sobre un elevado montículo por el que, si nadie lo evita, seguirán fluyendo lágrimas de piedra.
DESTACADO: Las excavaciones del Molón han descubierto una de las cisternas islámicas más importantes de levante
DESTACADO: Los objetos encontrados dan muestra de intercambios comerciales entre griegos, fenicios, púnicos y celtíberos
La recuperación del núcleo ibérico de Kelin, actualmente conocido como los Villares, comenzó a finales de la década de los años 50 y desde entonces se han realizado 23 excavaciones en los más de 1000 metros cuadrados que conforman el yacimiento. En la actualidad, los Villares se compone de dos zonas visitables con estructuras recuperadas, restos de la antigua muralla y de la cantera natural de donde se obtuvieron las piedras y sillares para la ciudad. La responsable de las últimas campañas realizadas en Caudete de las Fuentes, la arqueóloga Consuelo Mata, explicó que su trabajo se ha centrado en sacar a la luz una parte muy localizada del entramado y cuadrícula urbana de la antigua acrópolis en dos épocas distintas; "en Kelin podemos observar una trama urbana protoibérica correspondiente al origen de la ciudad, en torno al siglo VII a.C., y otra ibérica propiamente dicha que reflejaría la trama urbana que la capital tendría sobre el siglo segundo".
Hasta el momento, parte del trabajo de restauración ha corrido a cargo de varios grupos de estudiantes de la Universitat de Valencia dirigidos por Mata, que han acudido a los Villares durante los últimos veranos; no obstante, la puesta en valor ha llegado, tal como reconoció su coordinadora, a "un punto muerto" debido a la falta de medios y fondos disponibles. El coste total del proyecto alcanzó más de 300.000 euros aunque, tal como admitieron sus responsables, el trabajo "obtuvo su recompensa" al obtener en 2002 el Primer Premio de la Diputación de Valencia en iniciativas turísticas. Por ello, Consuelo Mata lamenta la falta de inversiones de carácter público o privado para seguir adelante con las labores de puesta en valor del yacimiento y, además, muestra su malestar al no haber encontrado hasta ahora fondos suficientes para gestionar las visitas guiadas y formar a personal especializado. En este sentido, la arqueóloga de la Universitat de València resalta el contraste entre el desinterés por parte de los inversores y la buena acogida que han tenido entre los vecinos y visitantes de Caudete las diversas acciones emprendidas en el poblado, como las jornadas de puertas abiertas organizadas en 2004 con motivo de la apertura oficial al pueblo de Kelin. Esta actividad incluía varios talleres en los que los visitantes pudieron adquirir nociones mínimas de cómo los íberos tejían sus telas, curtían el cuero, acuñaban moneda o trabajaban las joyas.
Mata considera que el esfuerzo didáctico emprendido en el yacimiento de los Villares es "fundamental para sensibilizar y mostrar a la sociedad cómo eran y cómo vivían los pueblos íberos", de ahí que dé tanta importancia a la inversión en materia expositiva y pedagógica en forma de visitas guiadas "porque no sirve de nada poner en valor si no se va a dar a conocer a la gente", explicó. Otra de las actividades utilizadas como reclamo durante la apertura del poblado fue la posibilidad de degustar en los bares y restaurantes de la población menús gastronómicos elaborados con materias primas y condimentos usados por los íberos, lo cual es, según fuentes del sector hostelero, "una herramienta eficaz para fomentar el turismo cultural en la zona y relanzar la oferta gastronómica y de ocio". Con ello, se pretende crear "un abanico de ofertas en torno al mundo íbero que aúne – tal como reconocieron las mismas fuentes – los intereses de varios municipios con presencia de restos arqueológicos que se convierten en una excusa más para visitar la comarca".
Un futuro para el Molón
A unos 30 kilómetros de Caudete, otro equipo de investigadores lleva años trabajando en el yacimiento del Molón, una acrópolis que desde lo alto del pico al que debe su nombre ha albergado presencia íbera e islámica. Junto con los Villares y otros tantos asentamientos, este cónclave cercano al municipio de Camporrobles formaba, en opinión de Alberto Orrio, encargado de la excavación, una red de poblados íberos interdependientes en la que cada uno tuvo una función determinada; bien defensiva o de control; bien productiva, como las Pilillas en Requena y la Maralaga en Sinarcas; o religiosa, como las cuevas del Puntal del Horno Ciego y Cueva Santa en Villargordo del Cabriel. El protagonismo en este territorio queda reservado a Kelin y al Molón, que desde sus posiciones elevadas controlaban la entrada y salida de mercancías y personas. Por ello, y tal como manifestaron ambos expertos, estos dos asentamientos realizaron intercambios comerciales con otros pueblos, tanto del interior de la meseta como de la cuenca mediterránea, sobre todo fenicios, griegos, púnicos y celtibéricos.
Esta interacción entre culturas ha dejado su huella en toda una serie de objetos hallados en ambos asentamientos; desde herramientas, utensilios de bronce o cerámicas a mano, pertenecientes a la Primera Edad del Hierro, hasta las primeras acuñaciones de moneda, pasando por objetos de marfil y de pasta vítrea. Estos hallazgos dan prueba del conocimiento de la metalurgia del hierro y cerámicas a torno, novedades técnicas que según los estudios realizados fueron importadas en la zona como consecuencia de la interacción con fenicios y griegos en el siglo VI a.C.
Dada la riqueza de las piezas encontradas, el proyecto de recuperación integral del poblado de Kelin contemplaba, en su concepción inicial, la configuración de la colección museográfica Luis García de Fuentes, ubicada en un edificio propiedad del Ayuntamiento de Caudete. No obstante, todavía no se ha abierto al público de manera permanente y continuada debido a que aún no se ha firmado definitivamente el convenio entre la Universitat de València, el Servicio de Asistencia y Recursos Culturales de la Diputación de Valencia (SARC) y el Ayuntamiento. De nuevo, la falta de fondos hace peligrar la tarea de restauración de los restos encontrados que, tal como explicó Consuelo Mata "requieren de una minuciosa labor en taller que garantice su correcta musealización, conservación y exposición".
Por su parte, desde el Molón, Alberto Orrio apuesta por la recuperación integral del yacimiento y reserva para un futuro próximo el desarrollo del Centro de Representación en el que no se expondrán piezas originales sino meras réplicas con la finalidad de ejemplificar "el modus vivendi de los distintos pobladores que habitaron ruinas".
Para lograr estos objetivos, los responsables de la musealización del yacimiento cercano a Camporrobles, esperan recibir ayudas provenientes de los fondos europeos para el desarrollo rural Leader Plus con los que, según aclararon, emprenderán la restauración de una de las cisternas islámicas halladas en la campaña anterior y que, dadas sus dimensiones, la convierten en una de las más importantes de la Comunidad Valenciana. En vista de la importancia arqueológica de este asentamiento, los coordinadores del proyecto plantean la posibilidad de, una vez finalizada su puesta en valor, desarrollar todo el conjunto de acciones que permitan fijar una tutela especial sobre el entorno del Molón, que ya cuenta con una micro-reserva vegetal protegida. "Se trata de evitar el riesgo y daño, tanto ecológico como estético, que supondría la instalación, por ejemplo, de molinos eólicos en las cercanías de este entorno de alto valor cultural y ambiental", puntualizó el arqueólogo Alberto Orrio.
A la espera de los fondos Leader Plus, el equipo de científicos del Molón comienza a ver cercana la materialización de estas iniciativas que arrojarán un rayo de esperanza frente al deterioro que causa el abandono y el paso del tiempo alentando así a los pocos que aún luchan por rescatar un retazo de historia en este cerro perdido situado al Noroeste de la provincia de Valencia. Por el contrario, a poca distancia de allí, se alza como un centinela el poblado de Kelin, vigilante y ausente, que trata de sustentar su antigua gloria sobre un elevado montículo por el que, si nadie lo evita, seguirán fluyendo lágrimas de piedra.
DESTACADO: Las excavaciones del Molón han descubierto una de las cisternas islámicas más importantes de levante
DESTACADO: Los objetos encontrados dan muestra de intercambios comerciales entre griegos, fenicios, púnicos y celtíberos
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